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Reflexiones sobre marketing de retail y fabricantes, tras 29 años en una empresa líder de retail y en colaboración con un gran número de fabricantes.


lunes, 2 de febrero de 2015

ENFOQUE CLIENTE COMPRADOR Y CLIENTE CONSUMIDOR



¿POR QUÉ NOS OLVIDAMOS DEL CLIENTE COMPRADOR, NO CONSUMIDOR?

En una relación comercial B2C, negocio-cliente, en general nos vamos a encontrar que todo nuestro enfoque está dirigido al cliente consumidor o usuario final, no en balde damos por hecho que es el cliente consumidor quien toma la decisión y valida el producto.

Cuando el rol de cliente comprador y cliente consumidor se aglutinan en la misma persona, no hay problema con esta focalización, ya que nos vamos a dirigir a ambos en un mismo acto.

Si las características del consumidor, tomemos como ejemplo un bebe usuario de pañales, determinan que la decisión de compra no es suya, y es el cliente comprador el que decide, centrarnos en él parece lo lógico. No podemos olvidar que en parte este cliente comprador es usuario del producto y va a tomar la decisión en base a su experiencia en el uso y manipulación del mismo. 

Otro tema es cuando este cliente comprador, no está “familiarizado” con el producto. A lo largo de mi experiencia en una empresa de retail, he podido observar reiteradamente a clientes, generalmente del género masculino, delante del lineal de pañales y su cara solía  ser  un poema a la hora trascendental de la elección.

Un caso que ilustra perfectamente, el motivo y reflexión de este post, se da en la categoría de productos para el afeitado. Aquí todavía mayoritariamente,  la separación entre el cliente que efectúa la compra y el usuario final es patente. Seguro que todos hemos pasado por la situación de desespero de no acertar, bien si nuestro rol era el de comprador no usuario, bien si como usuario lo recibido no era lo esperado.

No parece muy lógico, esta desatención al cliente comprador no consumidor, más si cabe en un negocio como el del gran consumo, en el  que el 80% de las decisiones de compra se toman en el punto de venta.

Hay una variable que todavía complica más si cabe, la realización de la compra, en este caso a ambos consumidor o no, pero con más incidencia en este último grupo y es el frecuente y en muchos casos innecesario cambio en el packaging y diseño de los productos. Adiós a nuestra tabla de salvación, la referencia visual con la que contábamos.

Mi reflexión y único camino para solventar esta situación, busquemos la sencillez en la información y mensajes de nuestros productos, algo que ayudará tanto al colectivo de compradores como de consumidores.

Uno de los motivos de la elección por parte de los clientes de nuestros productos o servicios, es la diferenciación. Diferenciación no tiene que ser sinónimo de complejidad, ¿Por qué no diferenciarnos por ponérselo fácil al cliente comprador y/o consumidor?

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